La vida me ha enseñado a convivir con recuerdos. No siempre
es fácil, pero son signos de cosas que has vivido, de cosas que para bien o
para mal has experimentado. Mas no he aprendido a convivir con deudas, con
cuentas pendientes, con recuerdos que pudieron haber sido pero no fueron.
Siempre fue mi karma, el querer abarcar todo, el no saber resignar nada. Ahora me
veo forzado a hacerlo. Gran confrontación conmigo mismo.
Me está costando. Repaso las cosas que me gustaría haber
hecho y me duele no haber podido realizarlas. Me duele pensar que no todos los
días se conocen personas que transmiten tanto potencial. Admito también que me
da un poco de miedo la idea de no volver a tener algo así.
No es que lo que pueda pensar sea tan relevante a fin de
cuentas, la vida sigue (como sigue siempre y ante cosas mucho peores) por lo
que la cuestión no es si se superará o no, sino intentar sacar algo de todo el
proceso. Tal vez sea un poco auto flagelante, pero prefiero darme el tiempo
para reflexionar y significar la experiencia que dejarla a un costado como algo
más de todos los días. No lo merece, y no le estaría haciendo justicia a lo que
fue.
En fin, ¿qué auspicioso primer post del año no? C’est la vie
muchachos…
"Pero vale la canción buena tormenta, y la companía vale soledad..."