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jueves, 2 de mayo de 2013

Sobre los medios de comunicación actuales


Vamos con una reflexión un poco menos egoísta y -espero- más interesante.

Hace unos días discutíamos con unos amigos sobre la cobertura periodística que le dieron los distintos medios a la marcha del 18 de Abril. Ni me hace falta decir que se veía de todo en base a qué medio se miraba. Con un simple cambio de canal se podía pasar de imaginar una casi revolución “popular” con el país en llamas a una protesta frívola de cipayos ansiosos por dólares.

Es una buena noticia ver que a ésta altura del partido cada vez menos gente es ajena al hecho de que un medio SIEMPRE baja línea en base a su propia conveniencia como empresa. Como comunicador celebro el fin de la mentira de la “objetividad periodística”, tantas veces utilizada para relatar “imparcialmente” hechos que muy lejos estaban de ser reflejados de esa manera.

Sin embargo, la (no)objetividad periodística no es el tema de éste post en particular. Hoy quiero abordar la calidad de los contenidos ofrecidos por los llamados medios y soportes hegemónicos, que nos guste o no se llevan la atención del grueso de la población.

Entre ellos el medio por excelencia, la televisión. Este aparatejo tiene de rehén la atención de las personas desde hace por lo menos 50 años. Las razones de su éxito saltan a la vista. La TV no requiere ningún saber para su uso y disfrute, no requiere esfuerzo alguno, brinda compañía, es inmediato (es decir, no requiere tener paciencia), es fácil “perderse” en sus contenidos y transmite un mensaje muy potente en virtud de las imágenes utilizadas. Éstas son sólo algunas de las muchas razones del éxito de éste invento. Y no es poca cosa si consideramos que en medio de ésta desenfrenada carrera que es el progreso tecnológico de nuestro siglo, cuesta encontrar algún otro desarrollo que acredite tantos años de vigencia y popularidad como la televisión.

Es a raíz de la popularidad de éste medio que se planteo el debate que da pie a todo esto. Fue marcado el retroceso sufrido por la televisión nacional en los últimos 25 años en lo que a calidad de contenidos respecta. La TV fue un fiel reflejo de la (no)política de la Argentina menemista. Gradualmente fueron perdiendo espacios los programas políticos y los que podríamos englobar bajo la genérica categoría de “cultura general”. La oferta de estos canales o programas no es hoy inexistente, pero ciertamente es muy reducida y con un nivel de audiencia casi marginal. Como contrapartida, los minutos dejados libres por éstos programas fueron rápidamente ocupados por programas de reality, concursos, chimentos y como corolario noticieros meta televisivos.

De ésta forma comienza un círculo autorreferencial en el cual la televisión genera noticias de sí misma completando así el vaciamiento del mensaje y la ruptura entre éste y la realidad y por tanto alejándola de cualquier tema ajeno a ella; como puede ser la política, la economía u otros temas de interés general. En contrapartida crece la cobertura del mundo de la farándula y (a falta de fama como justificación) la intimidad de las personas. El interés se logra mantener a fuerza de exteriorizar el morbo del discurrir de la vida y sus conflictos. Se busca la identificación de los televidentes con el personaje ofrecido por la televisión como argumento para atraer a las personas.

El razonamiento sin dudas da resultado a juzgar por los niveles de audiencia alcanzados, el problema son las consecuencias de ésta exacerbación del individualismo y la banalidad. Entre ellas pueden contarse la pérdida del espíritu crítico, del interés por informarse o del interés por el bienestar común; en oposición al crecimiento de la búsqueda del bien personal y egoísta.

Hablamos de un medio que fomenta la apatía, la impaciencia y el desinterés por toda cosa que carezca de espectacularidad y opone a esto como virtudes la imagen, la superficialidad, el conflicto o la -demasiado bien ponderada- viveza (agregue el “criolla” si gusta) entre otras cosas.

Así se explica que en una tarde cualquiera se transmitan en canales consecutivos un reportaje en un comedor infantil que alimenta a un centenar de chicos y que deberá cerrar porque la municipalidad no le manda alimentos y un panel de opinión sobre el último escándalo de Ileana Calabró. Claro, la pequeña diferencia es que el primero salía por el Canal Municipal de Pilar con un presupuesto de producción ínfimo y una audiencia que acompaña fielmente dicho presupuesto y el otro se emitía por un importante canal de aire, el panel estaba integrado por figuras del espectáculo (que me arriesgaría a decir que con el sueldo mensual de tan sólo una de todas ellas podrían cubrirse fácilmente las necesidades del comedor) y sin dudas fue visto por centenares de miles de personas.

Que no se malinterprete, no estoy diciendo que una “mala” televisión sea la culpable de la degradación de la calidad social. El debate de fondo es sobre qué tipo de medios queremos. ¿Queremos medios comprometidos que apunten a mejorar la formación del ciudadano dotándolo de herramientas para mejorar su situación particular y la social en general? ¿O queremos medios que nos entretengan y nos abstraigan de la deprimente rutina del día a día aunque sea a costa del progresivo deterioro de nuestras capacidades de transformación de la sociedad?

Llegados a éste punto, me parece prudente aclarar que cuando hablo de “medios que formen ciudadanos” no estoy adhiriendo a la conocida teoría de la Aguja Hipodérmica[1], más que rebatida a ésta altura de la historia. No pienso que los medios tengan el poder de formar ciudadanos a gusto y piacere, más sí creo que pueden influir de forma indirecta de acuerdo al contenido que transmitan. Subyace el histórico debate del “huevo o la gallina”. ¿Son los medios los que empujan a la sociedad a consumir productos cada vez más superficiales o es la sociedad la que demanda éste tipo de contenidos y los medios sólo responden a éste estímulo?

Creo que no hay una respuesta correcta a ésta pregunta. Se trata de un círculo dialéctico donde ambas partes se retroalimentan de la otra. El problema que esto conlleva es que en lugar de solucionarse el panorama se agudiza día a día.
Admitiendo que la problemática se encuentra de ambos lados, urge la necesidad de al menos dar un esbozo de respuesta o solución.

En ésta instancia me parece clave la diferenciación entre “productores” y “consumidores” de contenidos. Desde el momento en que hay un polo que produce activamente el mensaje y un polo que lo recibe (no pasivamente, pero con menos herramientas para alterarlo) creo que está en manos de los primeros comenzar el cambio.

Por una cuestión puramente instrumental no es el ciudadano quien puede forzar el cambio en los contenidos de los medios. Resulta mucho más factible que sean éstos quienes comiencen a transitar un camino distinto, que busquen formas de interesar al público sin caer en la trivialidad y el mensaje facilista o la espectacularidad como motivaciones para atraer audiencia.

En ese sentido me parece importante pararse críticamente ante el panorama actual,  decidir qué tipos de medios queremos y definir las acciones necesarias para llevarlos por el camino elegido.

Creo, y esto es sólo mi opinión, que los medios deberían estar al servicio de la construcción de un buen ciudadano. Los medios de comunicación -como filtros de contenidos- cumplen un rol tan importante en nuestra sociedad hiper saturada de información como otrora los partidos políticos o las organizaciones gremiales, instituciones históricamente encargadas de “formar” identidad ciudadana, pero hoy deslegitimadas. Ante ésta situación, son los medios de comunicación quienes tienen la llave para comenzar el cambio de mentalidad.

No es un camino fácil, tampoco corto, pero si no comenzamos el cambio por el hecho de que no lo veremos en el corto plazo entonces podemos despedirnos de cualquier proceso de construcción y superación nacional pues, oh casualidad, éste también es un largo proyecto.

sábado, 16 de junio de 2012

¿Hasta dónde vale la pena pelear por un ideal o por lo que se cree correcto?

¿Hasta ser tildado de “loco”? ¿Hasta pelearse con otras personas?

Yo pienso que pelear por lo que uno quiere es una de las acciones más nobles que puede realizar el ser humano. Ir contra la hipocresía y el “qué dirán” y plantarse con su verdad. Es muy conocida y harto repetida la frase del Che “hasta la victoria siempre”, pero creo que el real significado de la frase se pierde con el correr del uso. “Hasta la victoria siempre” es SIEMPRE. Y la “victoria” puede ser en lo que sea, basta con que sea defendiendo una verdad.

¿Cuántas personas hay que repiten ésta frase? Muchas, miles. Pero, ¿cuántas de ellas están realmente dispuestas a llegar siempre a la “victoria” aunque ésta requiera sacrificios? ¿Cuántos están dispuestos a dejar un trabajo, una pareja, pelearse con un amigo, pelearse con la familia, con el mundo; por hacer lo que creen correcto?
No muchos, por eso “Che” hubo uno solo. Por eso yo, que soy una persona que no tiene ídolos tengo al “Che” como lo más parecido. No puedo menos que admirarme ante un hombre que defendió su verdad hasta el último momento de su vida. Puede estarse de acuerdo o no con las ideas que él defendía, pero no puede evitarse pensar que con más tipos así el mundo sería un lugar mucho menos hipócrita, quizás, un mundo algo mejor.

Es difícil mantenerse tan firme. Un sistema que requiere de la explotación del hombre para funcionar, por naturaleza intentará evitar a los idealistas. Dirá que son tercos, ingenuos, locos, anormales, etc. Cualquier desautorización es buena a la hora de hacer notar que el que está mal es el “loquito” que defiende su opinión aunque no tenga más que oponentes. No tanto por el “loco” (¿loco? ¿o más cuerdo que todos?), porque él ya encontró su verdad y la va a defender, sino a la vista del resto. Para que nadie más se anime a ser “loco”

Como reflexión final les pido, defiendan lo que crean correcto y si viene alguien con ideas que parecen “de loco” no las descarten de plano. Piensen lo que les dicen, analicen, infórmense. No caigan en el facilismo de descartar algo porque no es lo “normal”, no sean funcionales a un sistema que nos quiere a todos bien “normales” y disciplinados.

jueves, 25 de agosto de 2011

"Me duele" o "Crítica a los estados de Facebook post elecciones"

¿Está todo bien? Sí. Pero también está todo mal. Cada día hay más gente preocupada sólo por el bolsillo, cada día hay más discriminación, más manipulación de los dueños del capital sobre el individuo. Cada vez importa más no pensar y pasarla bien que comprender la realidad y ver como se puede cambiarla. Claro, es aburrido leer sobre historia, política, economía… mejor veamos a Silvina Escudero bailando en el caño. Sí, eso es cultura ahora.
Cada día más desigualdad, cada día más abusos contra los desfavorecidos, cada día más desapariciones y, lo que me mata, lo que me destruye, cada día menos gente preocupada por eso.
Sufro por la realidad, sufro por la realidad porque la entiendo o al menos la quiero entender. No sé cuanto tiempo se puede soportar algo así. Cosas que están tan mal sin que a nadie le importe. Sufro ver a la gente pidiendo en la calle, a los indígenas muriéndose de hambre, pero más sufro ver que a la mayoría de la gente eso no le importe. Claro, es más importante tener un Blackberry que evitar que muera una persona por inanición. ¡Malo comunismo, fuera de acá, no te queremos! Que no haya hambre pero tampoco Blackberrys. Inconcebible, ¡si yo trabajo para eso!

Creo que entiendo a Chris McCandless cuando decidió irse a Alaska, no fue sólo por la aventura, o para probar algo. No, seguramente se cansó de observar desigualdad en todos lados y la indiferencia del mundo. Después de todo, ¿qué queda? O te escapás o luchás por cambiar algo hasta ahogarte en la impotencia y matarte.
Hago mías las palabras del Che: “El verdadero revolucionario se mueve por el sentimiento de indignación ante la injusticia. Si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo más importante”



Me cansé de la gente que se queja de llena, que vive bien y se queja de que el gobierno reparte algo de plata entre los más necesitados. Sin dudas en algún punto ésta es una medida clientelar, pero la gente no se queja por el clientelismo que perjudica a la política (cosa que entendería y compartiría). Se queja porque reparte, se queja porque da gratis, se queja de ENVIDIA. Y parece no entender que el precio para recibir estos beneficios es vivir en un rancho de chapa, rogar para que en la mesa haya un plato de comida y para que la policía no los mate por portación de cara. No entienden, que los envidiados deberían ser ellos. Porque viven mil veces mejor. Parece que cambiarían su nivel de vida por recibir plata “de arriba”. Otra vez la billetera, otra vez el bolsillo. Ya te dije que te fueras de acá socialismo, acá somos capitalistas y materialistas hasta las últimas consecuencias. ¿Qué son la voluntad, la ética, los valores y los ideales? Nada, sólo una cosa más que tiene precio y se puede comprar por unos billetes... o por unas monedas.

Me cansé también de la gente que se queja de que está todo mal pero no hace más que vomitar mierda sobre un teclado. ¿Y si te movés un poco para cambiar algo de todo lo que está mal? ¿Y si el cambio que querés empieza por vos? ¿O el Blackberry chat no te da respiro y te tiene muy ocupado?

Me molesta todo esto, me cansa, me satura, pero más que nada. Me duele. Me duele ver a la sociedad así. Me duele que la vida humana tengo un precio y que ese precio sea un celular, una computadora, un televisor. Me duele ver a la gente dormida, anestesiada, indiferente. Peor aún, pensar que todo esto viene a raíz de un pedazo de papel (sí, ¡es eso y nada más que eso!) al que nosotros le asignamos un valor. Nosotros mismos creamos la jaula para encerrarnos. Para ir perdiendo paulatinamente cada rasgo de humanidad que tenemos. Hacemos guerras por papel, muere gente por un papel, se arruinan vidas por papel, se separan amigos y familias por papel. Pero no, los locos son los que ven esto y tratan de hacer reaccionar a la mayoría.

Ahora que lo pienso, mi vecino nunca me devolvió la resma A4 que le presté hace dos meses, aguántenme un toque que voy a matarlo y vuelvo.

Cuánto absurdo, cuánta impotencia.

PD: Me duele Candela, me duele Luciano, me duelo Julio. ¡Por dios no más desparecidos!

jueves, 24 de marzo de 2011

30.002 motivos para recordar

Hoy no es un día para festejar, se dice en todos lados. Yo creo que sí, que sí es un día para festejar. Hoy, más que en ningún otro día, definitivamente hay que festejar. Por que hace 35 años nos quedábamos sin libertad. Y hoy, despues de años de lucha, de silencio, de represión... deberíamos festejar que vivimos en democracia, que cualquiera puede hacerce escuchar, sin que su vida corra peligro por oponerse al gobierno.

Pero festejar no es olvidar, hoy también es un día para recordar, para reflexionar y (esto es pensamiento mio) es un día para manifestarse, para participar, para tomar conciencia que quien no se involucra no logra nada. El pueblo sale a la calle masivamente, hoy es el día para que quienes no lo sepan puedan ver en acción el poder del pueblo. Un día como hoy es perfecto para que más y más personas se involucren en la vida política. De acá puede arrancar un mejor futuro para el país. Y para que no piensen que tal vez me alejé mucho del tema en cuestión, cuanta mayor se la inserción en la vida política, menor es la posibilidad que alguien intente tomar el poder por la fuerza, porque somos millones los que no lo vamos a dejar!

Citando a Bertolt Brecht:
"El peor analfabeto, es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la carne, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. Es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el niño abandonado y el peor de todos los bandidos: el político corrupto, mequetrefe y lacayo del gran capital".

Por eso es que pienso que hoy es día de festejo, día de memoria, día de reflexión y de formación también. Hoy es un día con un potencial enorme para el ciudadano argentino. Ojalá pueda aprovecharlo al completo.

Hoy a la plaza, por los 30.000 de ayer, por los dos de hoy. Nunca más a un gobierno de facto, nunca más a la represión por pensar.

Julio López sigue sin aparecer, Luciano Arruga, también.

sábado, 10 de abril de 2010

Memoria

Antes que nada aclarar que el post sale un poco tarde (como la mayor parte de las cosas de mi vida) debido a problemas de motivación para escribir jaja

Ahora vamos a lo que nos incumbe... supongo que la mayor parte de ustedes tendrán conocimiento del Parque de la Memoria. Ese moderno parque ubicado en Costanera Norte que tiene como fin recordar a las víctimas del terrorismo de estado.

Y también supongo que todos saben porque es feriado el 24 de Marzo...

Todos vimos imágenes de la marcha por la memoria, incluso algunos podrán haber asistido y estuvo todo muy linda. Personalmente me alegró mucho ver tanta gente reunida con sólo dos palabras por objetivo, NUNCA MÁS.

Pero me estoy desviando, hablamos del Día de la Memoria, del Parque de la Memoria pero hay alguien que parece que no tiene la suerte de tener memoria. Se trata ni más ni menos que del Gobierno Porteño que "olvidó" pagar el sueldo de los empleados que mantienen en condiciones el mencionado parque. Conclusión: el parque esta en huelga. Sí no es joda, los empleados cerraron los portones y no dejan visitarlo en reclamo de los sueldos atrasados.

¡Qué irónico que no se pueda pasar el Día de la Memoria en el Parque de la Memoria porque alguien se olvidó de pagar un sueldo!

Señoras y señores, con ustedes... ¡Argentina!

lunes, 13 de julio de 2009

Identidad Nacional

El otro día charlando con una amiga reflexionábamos sobre por qué Argentina esta como esta. Teniendo potencial para ser un país del primer mundo, ¿por qué estamos (al parecer) condenados a ser una nación de segundo orden del tercer mundo?

Es triste que la conclusión a la cual llegamos sea que es debido a la gente que habita nuestro suelo. ¿Cómo es posible pasarse 200 años haciendo mal las cosas y que el único objetivo de los políticos actuales sea seguir haciéndolas mal otros tantos años? ¿Cómo es posible que no quieran el bien del país por sobre el suyo propio? ¿Cómo puede ser que al pueblo el país le importe tan poco?
Una pregunta me surge por encima de todas las anteriores. Argentinos, ¿Cómo carajo hicimos para llegar a esto?

De esto se sale cambiando lo que somos, hay que ser vivos y no creerse vivos. Hay que empezar a amar al país. Tenemos un país de la puta madre, aprovechemoslo!