Más de una vez he tenido amores no correspondidos (más bien todo el tiempo, tengo enamoramiento fácil). Supongo que todos hemos pasado por esta situación alguna vez. A menudo al atravesar estos momentos se me ocurre pensar en lo injusta que es la vida. Porque yo sé, o al menos creo, que esa persona (que nos ve como amigos, que apenas nos registra o que directamente no sabe que existimos) podría ser feliz al lado mío. Podría hacerla reír y sonreír, cuidarla y escucharla cuando esté mal, sorprenderla en cualquier momento, sólo para ver su sonrisa. Me imagino compartiendo momentos, situaciones, planes; siendo felices. Pero no, esas cosas no pasan y los amores continúan no correspondidos hasta que se extinguen y olvidan.
Lo peor es ver como esas personas que no nos dan bola se quejan de que nunca encuentran a alguien bueno o a alguien que las/los ame sin jugar con ellos.
Muchas veces tuve pensamientos como estos, pero el año pasado me pasó algo que me ayudó a entender un poco más. A lo largo del año pasado tuve algunas pretendientes (algunas declaradas, otras sospechadas), todas ellas hablando mal y pronto eran “buenas chicas”. Es decir, no tenían ningún defecto particular que las hiciera indeseables a los ojos de una persona.
Pero ninguna de ellas jamás pudo generar en mi algo cercano al interés y por ende no pasó nada. Y un día se me ocurrió que estas chicas tal vez alguna vez pensaron lo mismo que relaté arriba. Tal vez pasaron noches pensando en tener una oportunidad de demostrar lo que valen. Fue un momento en el que entendí un poco más como “funciona” “esto”. Sí, nosotros podemos estar seguros de que somos el alma gemela de una persona, que si nos diera bola viviríamos felices para siempre… pero no funciona así. Notros podemos tener la mayor voluntad del mundo, pero si por alguna razón no le resultamos atractivos a la otra persona nuestro amor está condenado.
Analizo esto a través de mi experiencia. Aún sabiendo de la existencia de ese sentimiento hacia mi jamás hice nada. Porque soy muy transparente y demuestro muy fácil lo que siento (sea bueno o malo); porque no me gusta mentir ni crear falsas expectativas; porque, con qué cara salgo con una chica sabiendo que yo no siento lo mismo que ella. ¿Cómo respondo un “te quiero” o un “me gustás”? No, para mentir o lastimar prefiero hacerme el boludo y "no ver" lo evidente.
Me resultó muy clarificador entender esto. La vida muchas veces es injusta sí, pero no lo es sin ninguna razón. ¿Cuántas veces alguno de ustedes pasó por esa situación de saber que hay alguien que gusta de uno pero no sentir lo mismo?
No sé para qué me sirvió entender esto, sin dudas voy a seguir encontrando mujeres ideales que no me darán bola y luego olvidaré. Encontraré muchas más personas con las cuales voy a pensar que sería feliz y nunca lo seré. No, entender esto no va a poner fin a las ensoñaciones o fantasías, pero al menos voy a poder entender a la otra persona.
A mis amores no correspondidos; estamos en paz, ojala sean felices.
Como canta ese inmenso trovador que es Silvio Rodríguez
“Una mujer se ha perdido
conocer el delirio y el polvo,
ce ha perdido esta bella locura,
cu breve cintura
debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar”
domingo, 13 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)