lunes, 14 de septiembre de 2020

Re-Presentación

                                                                                                  06/09/2020  

Tarde de sol. Recostado contra un árbol.         

Escribo esto en unas cuantas hojas de papel que llevaba en el bolsillo. Las tomé de casa de padres como precaución antes de salir a caminar. En los últimos días me pregunté varias veces sobre cómo escribe la gente hoy en día. Sospecharía que no mucho en papel. Yo aún no he conseguido dejarlo, aunque luego sea doble trabajo al pasarlo a computadora. Siéntase libre, quien lea esto, de compartirme cómo escribe si es que lo hace. Le aseguro que me da curiosidad.
Aún llevo fresca en la memoria una nota leída hace unos días sobre la vida en Buenos Aires alrededor del 900. Decía que lxs poetas y la gente bohemia pasaba por el correo cada día y se llevaba papeles para enviar telegramas. De esa forma, tenían acceso a papel sin pagar por él.

Entretanto, un pajarito me ha bendecido con sus desperdicios. Justo en la mano que escribe. Riesgos de escribir bajo un árbol.

Otra pregunta que me lleva dando vueltas en la cabeza unos días es por qué retomar un blog en estos tiempos (aunque una amiga me ha dicho que una amiga le ha dicho que los blogs “están de moda” nuevamente. No me consta, aunque quizás estén volviendo. El tiempo dirá). La cosa es que llevo varios días con esa pregunta en la mente y casi me siento en la obligación de contestarla antes de seguir posteando como si nada. Casi casi a modo de segunda presentación luego de aquella de 2009, a comienzos del blog. Bueno, tampoco estaría mal re-presentarse dado que once años son muchos años, y yo tampoco soy exactamente la misma persona. De hecho, el ejercicio de releerme que he hecho en estos días ha sido de lo más interesante. Encontré continuidades y rupturas que bastante me han conmovido. Recomiendo mucho tal ejercicio a cualquiera.

Entonces, ¿por qué el retome? Una respuesta acorde a estos tiempos caprichosos sería “porque puedo”. Otra sería porque tengo muchas cosas escritas jamás publicadas en ningún lado (como el caso de los posts que se adelantaron a esta re-presentación y revivieron ambos blogs). Pero lo cierto es que lo escrito ya llevaba años escrito, y así podría haber seguido. Tampoco es esa la respuesta.

Creo que, en buena medida, la idea de retomar el blog me seduce porque me acerca nuevamente a otra época de mí mismo. Una época que recuerdo con calidez, por supuesto. Creo, también, que el hecho de tener un blog activo también puede servir un poco de estímulo para escribir más. Si bien nunca dejé de hacerlo, antes le destinaba más tiempo. Y desearía retomar tal hábito pues creo que es una de las actividades más sanas que pueden hacerse. Sentarse, tomarse el tiempo, dejar a la mente volar y que esta guíe a la mano hacia unas formas tan automáticas y arbitrarias, como comprensibles para cualquiera que hable castellano. Aunque Walter Benjamin sin dudas no me dejaría pasar lo de “arbitrarias” sin polemizar conmigo. ¿Se imaginan? Walter Benjamin en polémica místico-lingüística en este blog. ¡Mi reino por ello!


En fin, que ese dejar la mente volar hacia donde los estímulos la lleven me resulta una actividad liberadora. Siempre vuelvo de ella sintiéndome como cuando vuelvo de caminar por la montaña. Como quien vuelve de coquetear con una zona un poco desconocida. Una zona que siempre puede sorprenderte y a donde hay que ir preparadx para verse sorprendidx. Ahora pienso, al escribir estas líneas, que bien puede ser todo esto una reacción a este ASPO tan prolongado que a fuerza de costumbre (y contagios), hace rato que ya no se ve su fin.

Así pues, este repentino retomar pienso que está ligado a una necesidad de acercarse a mí mismo de una manera que no muchas actividades permiten. También hay algo -sin dudas idealizado- de volver a esa época, etaria me refiero, a donde más escribí y a donde ir chusmeando blogs aleatoriamente resultaba a veces en sorpresas estimulantes. ¿Da para seguir estirando la metáfora de la caminata en la montaña? ¡Ay, por favor, las ganas que tengo de eso! Si lo de la montaña no va más, puedo ir con la ya conocida -y bastante cierta- “siempre se vuelve a los lugares donde se fue feliz”.

También quisiera referirme a otra característica significativa de escribir en un blog que es: no tenés ni la más pálida idea sobre quién va a leerte, si es que alguien de hecho lo hace. Y no existen los “me gusta”, “me encanta”, el corazoncito ni ocho cuartos. Acá se escribe sin estar esperando ningún tipo de reacción, sin tener pendiendo encima la histeria que transmiten las redes sociales; y tal cosa para mí resulta una bocanada de aire fresco (como de montaña, podría decir alguien… ja).

La conclusión resulta obvia. Volví a escribir porque a la montaña no puedo ir. Y también porque me hace bien. Y porque por su gracia, llevo ya un rato recostado contra un árbol, me cagó un pájaro, se me acercaron dos perros, una señora me preguntó si esperaba algo (¡esa pregunta tiene tantas respuestas, doña!) y una familia pasó con sus niñxs andando en bici y me dio las buenas tardes. Todo lo cual puede reducirse a decir: “quiero volver a escribir porque escribir me conecta con el mundo de un modo que me maravilla”.

El sol ya se escondió. Amo cuando la naturalza misma te dice que ya es tiempo de ir redondeando algo. De aquí en adelante, lo que verán será, espero, un mechadito de cosas ya escritas, y otras que deseo que estén por escribirse.

 

PD: Vale, como una vez dijo Paul McCartney… “juro que no me morí”. Dormí tranquila.

 



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